lunes, 19 de julio de 2010

Entrevista

"Sufrí presiones y amenazas encubiertas por el libro"

Dijo la autora de La policía que supimos conseguir. En la entrevista habló sobre lo que la motivó a investigar la corrupción policial, los problemas al hacerlo y la forma en que encaró la investigación.

La Licenciada Vallespir es socióloga y trabaja actualmente en la Universidad de Buenos Aires –también en una época, fue asesora en el Congreso Nacional-. Con respecto al libro, la autora muestra la red de complicidades entretejidas entre el poder político y la fuerza policial que lleva a ésta a utilizar las herramientas de lo que debería combatir para cometer ilícitos y armar causas.

¿Que la motivo a investigar el tema de la "policía mala, policía buena"?

Existe un discurso hegemónico que indica que siempre que las agencias punitivas se ven involucradas en actos de corrupción, gatillos fáciles y delitos económicos. Se trata siempre -así es como está construido en el discurso- de algunos policías malos, desviados, o que cometieron excesos. Este discurso producido y difundido desde los distintos centros de poder a los que las agencias punitivas resultan funcionales, salvaguardan la institución –dado que solo se trata de algunos- permitiéndole su reproducción y su funcionalidad. Esto es falso, toda vez que alcanza con ver la cantidad de departamentales, regionales y comisarías que aparecen involucrados en estos hechos a lo largo de todo el país: desde pueblos remotos hasta las grandes ciudades. Si fuese una cuestión de algunos desviados, no habría tantas dependencias involucradas en los hechos más diversos. Luego, observar que todas las departamentales, regionales, brigadas y comisarías que se ven involucradas en estos hechos, son señalados de cometer como exceso aquel delito al que se suponía que iba a combatir, terminó de configurar la hipótesis a partir de la cual realicé la investigación.

Después, me pregunté desde cuándo esto era así y allí fue como surgió la vertiente histórica que explica que a lo largo de las décadas la policía incorpora la metodología de los grupos que combate: en los 60 incorpora el secuestro, durante la Dictadura del 76 la policía queda bajo las órdenes del Ejército y allí incorpora los centros clandestinos de detención que funcionaron en las comisarías y las zonas liberadas, en los 80 incorpora los negocios con cocaína y en los 90 la corrupción política.

¿Cuales fueron los problemas a la hora de llevar a cabo la investigación? ¿Sufrió presiones de algún tipo?

El primer problema que un sociólogo enfrenta a la hora de hacer una investigación de esta naturaleza, siempre es el acceso a la información. En mi caso conté con una enorme fuente documental que abarca información de los diarios, informes de Organizaciones vinculadas a la denuncia permanente de este tipo de hechos como el CELS y la CORREPI, entrevistas que realicé a detenidos cuyas causas fueron fraguadas, o bien a detenidos que previo a estarlo supieron trabajar para la policía –ilegalmente- y también a ex integrantes de la fuerza que se prestaron a ser entrevistados por mi a cambio del más absoluto anonimato. También entrevisté a periodistas que habían estado involucrados en la cobertura de casos resonantes durante mucho tiempo. Las presiones no las sufrí mientras escribía el libro, dado que nadie lo sabía. Las presiones vinieron después. Si, sufrí presiones y amenazas encubiertas.

¿Cuanto tardo en terminar la investigación y publicar el libro?

Tiempo total 1 año y medio. La investigación me requirió un año y medio, la publicación se hizo inmediatamente después de estar escrito el libro. La editorial se interesó en el libro de manera inmediata y desde que entregué el original hasta que salió a la venta pasaron tres meses.

¿Como fue el esquema que tuvo que plantear, para llevar a delante la investigación? En cuanto al esquema metodológico y al diseño de investigación.

El diseño teórico metodológico responde al método cualitativo, pero no obstante, también diseñé una estrategia cuantitativa, ya que el libro también encierra cuestiones estadísticas. Así, la utilización de la metodología fue cualitativa para el análisis de la información y cuantitativa para procesar la base de datos de la CORREPI -recoge los datos de manera cualitativa, dado que hace un relato de los hechos-. Cuantifiqué completamente esos datos, extrayendo del relato las variables que transformé en base de datos y a cada uno de los muertos por las agencias punitivas en unidades de análisis. Lo mismo hice con parte de la información de los archivos del CELS. Luego, todo lo que fuera material gráfico, entrevistas y demás lo trabajé en términos cualitativos.

El diseño de investigación, partió de una pregunta que se transformó en hipótesis -sobre el funcionamiento en espejo de la agencia policial, así como la incorporación de la metodología de los grupos a lo largo de las décadas-. Cuando tuve la hipótesis correctamente formulada, me plantee cuáles eran las variables intervinientes y a partir de ahí comencé a buscar información sobre esas variables: tipos de hechos cometidos por la policía, condiciones de posibilidad de realización de los hechos, condiciones de factibilidad de llegar a juicio.

Mi unidad de análisis era por supuesto las agencias policiales pero, por otro lado, había otros actores que debían ser considerados que eran las víctimas; así es cómo me centré en analizar qué tipos de víctimas escoge la policía y diseñé un perfil de esas víctimas. Para ello es utilicé la estadística, considerando la base de datos de la CORREPI. Cuantificar hechos recolectados en forma de relatos, me permitió la obtención de una suerte de “patrón” que seguían las víctimas. No cualquiera es víctima de la policía.

Finalmente incorporé a ese análisis la variable “tiempo”. Ver cómo se había movido la agencia punitiva en otras décadas y cuáles habían sido sus víctimas. Así es como llego hasta Felipe Vallese, primer desaparecido y los fusilamientos de José León Suárez, más las víctimas -las primeras víctimas- que aparecen en el libro que fueron muertas en protestas sociales como Mirta Misetich o Juan Pablo Maestre, o Hilda Guerrero y Emilio Jáuregui. Descubro allí que todas eran víctimas prefijadas, ninguna fue al azar, a todas les habían hecho inteligencia previamente para conocer sus movimientos. Cuestión que reaparecería con José Luís Cabezas.

A medida que avanzaba con la investigación, iba diseñando cuál sería la estructura del libro. Finalmente, después de varios ordenamientos posibles de presentación de los resultados, quedó el que fue publicado porque fue el que más me convencía. Así lo escribí, siguiendo un lineamiento prefijado cómo serían los capítulos y que contenido tendría cada uno.

¿Como logró conseguir los datos para, por ejemplo, mostrar que la delegación narcóticos utilizaba las mismas redes y conexiones que debía combatir para establecer un negocio paralelo?

No la puedo responder del todo, porque mi profesión exige ciertas responsabilidades éticas que tiene que ver con no develar información que pueda comprometer o permitir identificar a entrevistados, o personas que me hayan aportado documentación, datos y demás. Pero sí puedo decir que hubo dos formas. La primera es esto que te estoy diciendo: no involucrar a otros. La segunda forma de conseguir los datos fue a través del seguimiento de las causas, ver cuál era la imputación judicial -robo, hurto, estafa- y a qué división policial -robos y hurtos, drogas peligrosas, defraudaciones y estafas- pertenecía el/los imputados. Logré reunir un volumen de información lo suficientemente extensa como para demostrar que allí había un patrón.

Luego, rastree el mismo tipo de información en diferentes puntos del país, para constatar si esto era sólo una cuestión de Buenos Aires que involucraba a la policía bonaerense y a la policía federal, o también se daba con las policías provinciales. Para ello, tomé como referencia las ciudades capitales y los grandes centros urbanos de varias provincias, así como también centros de población que no superaran los 200 mil habitantes; es decir pequeñas concentraciones urbanas y pequeños pueblos de esas mismas provincias.